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Adopciones en China: un ‘exhaustivo’ examen previo; un seguimiento mejorable

Rocío (nombre ficticio) tiene 9 años. Vive en España, donde llegó hace cinco. Está “perfectamente adaptada” a su entorno, a su familia y a su país. Y cada sábado, “para que mantenga sus raíces”, va a clase de su idioma natal con otras niñas de su mismo origen, chino. Porque Rocío es adoptada. Como lo fue, hace más de una década, Asunta, la chiquilla de 12 años hallada muerta hace una semana en Teo (A Coruña), y que fue, según algunas informaciones, la primera niña china adoptada en Santiago. Ante la tragedia de Asunta, el padre de Rocío, Carlos, no puede evitar hacerse preguntas: “La clave tiene que estar en el certificado de idoneidad. ¿Tendría que ser diferente, más severo?”

Se refiere a una certificación, suscrita por las autoridades de cada comunidad autónoma que, entre otras muchas exigencias, tienen que obtener los candidatos a una adopción internacional. Se consigue tras un examen realizado por un psicólogo y un trabajador social “con la finalidad de determinar si estos poseen las capacidades necesarias para satisfacer las necesidades específicas de los niños susceptibles de adopción”, según detalla el Portal Gallego de Adopciones.

¿Hay que mejorarlo, como se plantea el padre de Rocío? “La respuesta es quelas valoraciones son razonablemente rigurosas. Los profesionales nos hicimos esa misma pregunta hace 20 años, y desde entonces estamos en ese camino”, contesta Juan Alonso Casalilla, psicólogo experto en adopción y coautor del Manual para la valoración de la idoneidad en adopción internacional, editado por la Comunidad de Madrid.

Un certificado con fecha de caducidad

Los padres de Asunta son, hasta que el juez no dicte lo contrario, inocentes de su muerte. Sin embargo, en los medios se ha destacado el hecho de que fuera adoptada, muy a pesar de la mayoría de los padres que han conseguido o que están pendientes de adoptar en China. El proceso es arduo: en la actualidad puede alargarse más de siete años e incluye requisitos como unos ingresos de más de 10.000 dólares (más de 7.300 euros) por cada miembro de la unidad familiar (incluido el futuro adoptado) y propiedades por otros 80.000 (casi 60.000 euros). En 2011, se formalizaron 677 adopciones en China, y se estiman en menos de medio millar las del pasado año. “No conozco el caso de la niña gallega, pero es difícilmente atribuible a una mala evaluación inicial. Pudo haber un error de predicción, pero es importante tener en cuenta que nosotros siempre valoramos la situación actual de los candidatos a la adopción”, recalca Casalilla. “De hecho, el certificado tiene una validez de tres años, aunque algunos propusimos incluso que se rebajara a un año, puesto que las circunstancias personales cambian. Entre los profesionales hay mucha conciencia del rigor con el que hay que llevar a cabo esta evaluación”.

Los criterios con los que se lleva a cabo este examen son, en esencia, los mismos en todo el país, aunque hay detalles que varían por comunidades autónomas: en algunas, por ejemplo, los técnicos provienen siempre de la propia administración -es el caso de Galicia-, mientras que en otras, como en Madrid, pueden ser también psicólogos del Turno de Intervención Profesional en Adopción Internacional (Tipai). La Xunta de Galicia ha remitido a este periódico a la información que aparece en su web sobre los trámites y no ha querido detallar más allá cómo se realiza en la práctica. “Sus equipos hacen un trabajo exhaustivo, no me cabe duda. Se lo toman muy en serio. No hay ‘fábricas de churros’ en las idoneidades”, sentencia muy gráficamente Mamen García, directora de Piao Galicia, una de las Ecai (Entidades Colaboradoras de Adopción Internacional) acreditadas en esta comunidad para los trámites en países como China o Etiopía.

En Galicia, las familias que quieren optar a una adopción internacional han de pasar primero por una sesión informativa y un curso de formación. Luego deben presentar la solicitud de idoneidad, acompañada de abundante documentación, que incluye un certificado sobre su salud física y psíquica. Más tarde, actúan los equipos de psicólogos y trabajadores sociales, en un proceso que, desde la primera entrevista, puede llevar cuatro o cinco meses. Como poco, se realizará una -suelen ser varias- y una visita al domicilio, y también diversos test. “Se hacen todas las entrevistas y pruebas que haga falta. Ante cualquier duda, llegan hasta el fondo, y de hecho de un tiempo a esta parte se han incrementado las valoraciones negativas de cara a la idoneidad. Probablemente no hay un mecanismo mejor”, asegura García.

Características psicológicas

“Respecto a las características psicológicas de los solicitantes cobra especial importancia, más que descartar una posible psicopatología , determinar si están presentes aquellas que favorecen la protección, crianza y socialización de un niño adoptado”, puede leerse en el manual antes citado. Aun con eso,“en el examen las psicopatologías salen a la luz; no es el objetivo pero hay que evaluarlas”, sostiene Juan Alonso Casalilla, quien añade: “Cuando ocurre algo como lo que ha sucedido en Galicia, todo buscamos el error, pero es posible que nada haya fallado”.

Carlos, el padre de Rocío, mantiene esa sensación “de que a alguien se le ha escapado algo”, aunque asegura que en su caso la valoración -que se extendió más de un año- fue bastante dura, con muchas charlas, muchos encuentros e incluso alguna visita sin previo aviso del trabajador social. De “muy profunda” la califica Ascensión Rodríguez, madre de Ángela, una niña de origen chino, y Esther, que llegó desde Haití a la casa que comparten en Murcia. Y como “exhaustiva” la definen Carmen Rivero Domenech, psicóloga del Tipai de Madrid, y Asunción Romero, trabajadora social del mismo servicio y coautora del manual editado por la comunidad. Rivero define su trabajo como “tremendamente difícil” y admite que los profesionales de la adopción se han sentido “convulsionados” con el caso gallego: “Nuestro trabajo no es hacer un estudio psicopatológico, pero algo así creo que se hubiera detectado. Y hay que tener en cuenta el tiempo transcurrido desde la adopción de esa niña: en una década, a la gente le pueden pasar muchas cosas y hay problemas que están latentes y en un momento dado pueden aflorar”.

Tanto las asociaciones de adoptantes como muchos de estos profesionales critican que el drama de Asunta se utilice para cuestionar las idoneidades. De hecho, el punto menos férreo del proceso de adopción tal vez esté más en el seguimiento posterior, que, en el caso de China, incluye obligatoriamente seis nuevos informes: al cabo de uno y seis meses y de uno, dos, tres, cuatro y cinco años. “Quizá ahí es donde hay que aumentar la atención. En esto ocurre como cuando en un edificio no tienes suficiente mantenimiento. No se puede obligar a un seguimiento obligatorio, más allá del que piden las autoridades extranjeras, pero sí ahondar en el apoyo que se da aquí a las familias, en los mecanismos disponibles para los padres después de la adopción. Porque pueden surgir problemas de muchos tipos. La paternidad tiene sus claros y sus oscuros, aunque no se hable de eso”, concluye Casalilla.

Publicado en El Confidencial, el 5 de octubre de 2013

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Adiós a la Comisionada del Gobierno en Lorca con 3.000 desplazados por el seísmo

64 llaves entregadas. De las 1.540 viviendas que quedaron reducidas a escombros o fueron derruidas tras los seísmos que sacudieron Lorca el 11 de mayo de 2011 y acabaron con la vida de 9 personas, son 64 las reconstruidas, según cifras oficiales. El ayuntamiento calcula que los lorquinos desplazados suman algo menos de 3.000. Y quedan 533 millones de euros del Plan Lorca +, un proyecto para la recuperación económica de la ciudad, pendientes de invertir. Con estas cifras en la mano, el Ejecutivo ha decidido prescindir, según publicaba en el BOE el pasado jueves -dentro del Real Decreto de Racionalización del Sector Público-, de la figura del Comisionado para la Reconstrucción y Recuperación Económica de la Zona de Lorca, considerando “cumplidos sus objetivos”.

De “tomadura de pelo” ha calificado el representante de IU en el Consistorio el razonamiento. “Ha sido una decisión muy prematura; queda mucho por hacer”, recalca Manuel Soler, portavoz del grupo municipal socialista y diputado en la Comunidad. Fuera del campo político, desde la Asamblea de Vecinos de Lorca Afectados por los Terremotos, aseguran que se trataba de una “figura estéril”, que les “da igual” que siga presente o no. “No ha hecho nada. Nunca hemos sabido dónde tenía el despacho. No ha querido hablar nunca con nadie”, explica Juan Carlos Segura, su portavoz.

Inmaculada García, la persona que ocupaba hasta la fecha el cargo, está ya en su nuevo puesto, en Madrid: la presidencia de Loterías y Apuestas del Estado. Desde él niega la lejanía con los damnificados: “Tenía oficina en Lorca, en el Ayuntamiento; en Murcia y en Madrid. A todo el que me ha pedido cita lo he visto. Mi labor era resolver problemas y ‘remover’ obstáculos, y el balance ha sido positivo”, responde. García subraya que se ha encauzado la reconstrucción -en marzo de 2012, cuando accedió al cargo, no había ninguna vivienda con ese proceso iniciado; hoy son 700, más las 64 entregadas-; las ayudas de la Comisión Mixta -46% de expedientes resueltos en aquella fecha; 92% en la actualidad-; la recuperación del patrimonio de Lorca -54 millones comprometidos- y la elaboración del plan de reactivación económica de la zona, el Lorca +, que presentó el pasado 9 de mayo. Todo esto le permite, a ella también, decir que la figura del comisionado “ha cumplido su misión”.

Menos inversiones

Las cifras dadas hasta aquí son las oficiales, proporcionadas por la propia excomisionada y el Ayuntamiento de Lorca, en el caso de los desplazados. Fuera, se escuchan muchos ‘peros’. “García puso en marcha el Plan Lorca +, pero con un recorte importante en las inversiones, sin dotación presupuestaria y sin dotarlo de rango de ley”, sostiene Juan Carlos Segura. De los 1.650 millones de euros que inicialmente se estimaron para la recuperación y reactivación de la ciudad tras la tragedia, el proyecto aprobado deja en 533 millones las inversiones de aquí a 2020. Las autoridades le suman la cuantía invertida hasta ahora, 667,2 millones, lo que deja el total en 1.201,96 millones, un 72% de la cifra original. A lo que se une, según los afectados, que “en lo que dicen que ya se han gastado incluyen lo aportado por el Consorcio de Compensación de Seguros [457 millones de euros para 32.600 siniestros, según el Ministerio de Economía]”.

La excomisionada niega la mayor: “Las cosas han cambiado de precio, y han cambiado también las prioridades desde que ocurrió el terremoto. Y había cuestiones que ya se habían llevado a cabo cuando presentamos el plan. En él aparecen los responsables de las diferentes iniciativas y la anualización.Está hecha la hoja de ruta. Y ahora cada uno de los agentes [administración central, regional, local, entidades privadas] tiene que aplicarla”, señala. “Por eso consideramos que ya no hace falta una persona y una oficina con dedicación exclusiva para ejecutarlo, cuando son los distintos departamentos los que tienen ya esa tarea a su cargo”, añade García, que menciona también que se trata de un plan “vivo”, abierto a nuevas aportaciones y a temas, por ejemplo, como la inclusión de Lorca en los fondos europeos 2014-2020, dentro de la nueva figura de la Inversión Territorial Integrada (ITI).

“Aquí se ven ya algunas grúas. Pero falta mucho por reconstruir y mucho dinero por llegar, y vemos como una ligereza eliminar la figura del Comisionado. Habría que haber destituido a esta señora, que ha tenido un papel más en defensa de las administraciones que como mediadora, pero no acabar con su función”, cuenta el socialista Manuel Soler.

Los afectados, en boca de Juan Carlos Segura, describen un panorama desolador, casi dos años y medio después de la tragedia. Echan de menos “ese nexo directo” con la Administración Central que debiera haber supuesto la Comisionada, que “por supuesto no ha cumplido sus funciones”. “El 40% de los 63 millones de euros en ayudas está pendiente de pagar. Conozco casos de personas en paro que pagan una hipoteca por un piso que quedó destruido y que tienen que afrontar el alquiler de otro, mientras esas ayudas no llegan. Viven de la caridad de sus familiares. Muy pocos han recuperado su vivienda. Aquí todo son anuncios, pero no se concretan. Queda pendiente hacer un seguimiento político de las inversiones, y el Gobierno central está muy lejos de nosotros“, recalca.

Desde la Subsecretaría de Fomento, que a partir de ahora asumirá la labor de la Comisionada -se da la circunstancia de que el actual subsecretario, Mario Garcés, ocupó el puesto en Lorca antes que Inmaculada García-, recalcan que el compromiso del Gobierno con la ciudad “permanece intacto. Únicamente se ha materializado un cambio de persona”. Allí, sin embargo, muchos siguen sumando días fuera de sus casas. El propio Segura ha visto cómo se derruían las viviendas de cuatro familiares directos. “La pena de todo esto es que las administraciones, y las personas que hay detrás, tienen la convicción de que han obrado de forma adecuada, cuando nos está costando dios y ayuda poner los pisos en pie. Y si mañana hubiera otro terremoto, aplicarían las mismas recetas y surgirían los mismos problmas. No hemos aprendido nada“.

Publicado en El Confidencial, el 29 de septiembre de 2013

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“Lo de los libros de texto es una extorsión para las familias”

Entre libros, cuadernillos complementarios y libros de ejercicios, 25 ejemplares, entre los que sólo tienen carácter voluntario los de Religión. Unos 430 euros.Demasiado para Beatriz López, divorciada y madre de dos niños, Javier y Nico, de 6 y 9 años (primero y cuarto de Primaria). Los libros de texto se van a llevar toda la pensión que en agosto le ha pasado su exmarido (400 euros), mientras que, según cuenta agobiada, la de septiembre y su propio sueldo (530 euros) tendrán que dar para todo lo que supone la ‘vuelta al cole’ -cuadernos, bolígrafos, mochilas, material deportivo, ropa…- y la vida en general: luz, agua, una persona que los cuide mientras ella trabaja, etc.

El asalto del Sindicato Andaluz de los Trabajadores (SAT) a un supermercado andaluz ayer viernes, del que se llevaron material escolar, ha puesto de relieve lo que esta vuelta al cole tiene de terrible: el simple hecho de que muchos niños no pueden pagar no sólo ese material complementario, sino, incluso, los libros del curso. No es el caso de Andalucía, donde actuó el sindicato dirigido por Diego Cañamero, pues allí existe un sistema de préstamo gratuito por parte de la Junta, pero sí de otras muchas comunidades donde la crisis ha barrido las becas y subvenciones para su compra. La OCU ha calculado el gasto que suponen a las familias: 189 en un centro público; 243 en uno concertado y 223 en uno privado.

“Aquí no se va a quedar un solo niño sin libros, aunque los tengamos que pagar los profesores”. Habla Marisa Aguirre, profesora y directora de Lengua del IES Juan de la Cierva y miembro de la Marea Verde que el pasado año organizó varias protestas en defensa de la Educación Pública. Aguirre pide acuerdos con el sector editorial, cuyos precios “se dispararon con la bonanza económica; sucedió con ellos igual que con la burbuja inmobiliaria. Hace años todo el mundo compraba libros; hoy no pueden”, dice. Además, añade, las editoriales cambian a menudo las ediciones, “poco en el contenido pero mucho en el formato”.

En el Juan de la Cierva hace ya dos años que el AMPA ha organizado intercambio de libros, y la cola que en el pasado junio se formó para acceder a él fue “nunca vista”. “Hubo una demanda tremenda, por la crisis y por los precios. Lo de los libros de texto es una extorsión, cuando hablamos de sueldos mileuristas”, sostiene Aguirre.

Mas de 200.000 firmas

Elena Alfaro, autora de unapetición en Change.org que reclama un precio justo para estos libros y que las instituciones públicas faciliten su reutilización -exigiendo a las editoriales que las actualizaciones se hagan online y que las ediciones no cambien cada año-, añade: “Este es un tema de derechos fundamentales. Países como Alemania, Estados Unidos o Francia tienen los materiales en los centros, y se reutilizan. Igual que el niño no tiene que llevar el pupitre ni al profesor al colegio, no debería tener que llevar el libro, si es que este se considera imprescindible. No puede ser que tengan carácter obligatorio y al tiempo las familias no puedan afrontar ese gasto”.

Su iniciativa, que fue recogida en diciembre por UPyD en una proposición no de ley aún pendiente de debate, ha recolectado ya más de 227.000 firmas, y ella estudia volver al Ministerio de Educación: “No para que me reciban, sino para que se considere la propuesta”. Mientras, varias AMPAS se han organizado como cooperativas para comprar los libros. Los padres ponen un dinero y se consigue un precio más económico. Lo ha hecho, por ejemplo, la del centro público de Chiloeches (Guadalajara). En otros, como el de Azuqueca de Henares, a pesar del sistema de préstamo que, como Andalucía, tenía Castilla La Mancha, el pasado curso ya hubo niños con fotocopias. Lo constata Patricia González, profesora allí de Geografía e Historia de secundaria. “No puedes mandar a determinados chicos que compren libros porque no tienen ni para comer, pero los necesitas. Desde algunos equipos directivos se presiona para que los profesores preparemos materiales que los sustituyan, pero no tenemos tiempo. Y por otro lado están las diferentes ediciones de un mismo libro: en una clase con 34 alumnos, es un follón”.

Libreros y editores

“Tenemos una actividad empresarial que se dedica a algo fundamental, como son los recursos educativos, pero parece que somos los malos de la película”, señala José Moyano, presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele), que asegura que en toda esta polémica se mezclan los libros de texto con otros materiales del comienzo del curso. “Un libro infantil puede suponer en realidad unos 0,15 céntimos al día, cuando ves a niños con 6 años y el teléfono, la Nintendo… El problema no es de los editores, sino de las ayudas de la Administración, que han sufrido recortes bestiales”, afirma. Un estudio de la Anele destaca que el precio de los libros subirá este año sólo un 1,1% en primaria y secundaria y un 1,3% en infantil, y señala que, desde 2006, la mayor parte de los años su alza ha sido menor que el IPC.

Moyano añade que, salvo en 1º y 2º de primaria e infantil, los libros no incluyen los ejercicios -uno de los impedimentos a su reutilización- y que no se cambian cada año -“no sería rentable y la ley establece que los centros educativos deben mantener su elección de textos, al menos, durante cuatro años”-. A menos, eso sí, que haya cambio de ley, como la que se anuncia para los próximos meses.

“Estamos intentando en la medida de lo posible contener los precios, pero necesitamos la colaboración de todos los eslabones de la cadena”, añade. Desde el de los libreros, Juan Manuel Cruz, presidente de Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros), analiza: “Entiendo que este es un gasto importante en esta situación de crisis, pero el libro es un elemento fundamental, y aun así parece que duele pagarlo. Además, en su precio han influido muchos factores, como los sistemas de gratuidad en algunas comunidades, que suponían un 100% de reutilización durante 4 años; las promociones y regalos que las editoriales han hecho a los centros; o las ediciones autónomas en distintas regiones, lo que significa tiradas reducidas, pero no reducción de costes”.

“¿Por qué sólo se habla del precio de los libros? Parecemos narcotraficantes”, se queja Cruz. Y añade Alfaro: “Hay que respetar el derecho de la gente a defender sus beneficios empresariales. Pero mi empresa es la Administración, y tiene que defender los derechos del niño”.

Publicado en El Confidencial el 31 de agosto de 2013

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“No hay tercer sexo; o niños o niñas”

Hermafroditas. Intersexuales. Ahora, pertenecientes a una entidad difusa que se ha denominado como ‘tercer sexo’. Con la aprobación de una ley en Alemania que permitirá a partir de noviembre a los padres de niños nacidos con ADS (Anomalías del Desarrollo Sexual o, en inglés, DSD, Disorders of Sexual Develovpment) dejar en blanco en el Registro la casilla correspondiente al sexo, estas personas han vuelto a saltar a primera plana. Aunque no siempre se hable de ellas con exactitud: “No existe un tercer sexo ni mucho menos. Eso supone definir a alguien a través de sus genitales y una persona es mucho más”, sostiene el psicólogo Gabriel J. Martín, especialista en el tema. Entre otras cosas, porque cuenta con su experiencia: él mismo nació con ADS.

El ADS engloba un conjunto de anomalías derivadas de condiciones congénitas que determinan que el sexo cromosómico, gonadal (ovarios y testículos) o anatómico sea atípico. Hay bebés que nacen con cromosomas de mujer, ovarios de mujer y genitales externos de apariencia masculina. Otros tienen cromosomas masculinos, pero genitales ambiguos. Algunos, ovotestículos, o un ovario y un testículo, o alteraciones en sus niveles de hormonas sexuales. Existen muchísimos tipos de ADS, y según se consideren sólo los más extremos o todos ellos, se apunta a que afectan a entre un 0,018 o un 1% de la población. Si se traslada el porcentaje a la sociedad española, daría como resultado unas 8.400 personas, en el mejor de los supuestos.

Gabriel  J. Martín nació hace 42 años con una mutación del gen NR5A1. Entonces se llamó Patricia, aunque cambiar ese detalle, dice, “ha sido el menor de los problemas”. Sus genitales tenían apariencia femenina, contaba con testículos en las ingles y una posición de la uretra anómala. Y vivió durante mucho tiempo “con un estigma sobre mí mismo. Con el peso de la vergüenza de ser algo que debía esconderse, de lo que no debía hablarse. Fui criado en una ciudad de Cádiz, con unos padres que no supieron afrontar su situación y con la presión de ser siempre el centro de los comentarios”.

Una identidad definida

Habla Martín de una carga de desconocimiento, de morbo, de tergiversaciones, pero, afortunadamente, la situación ha cambiado. Este tipo de afecciones se conoce más, y hoy existen pruebas -análisis cromosómico, de perfil hormonal, de funcionalidad de las gónadas, a cargo de la Seguridad Social- que permiten asignar una identidad sexual al niño, “aunque de forma provisional, porque siempre cabe la posibilidad de que algún día les diga a sus padres: os habéis equivocado”. Puede que el resultado no sea concluyente, pero a menudo ayuda a decidir: en una revisión de los casos de ‘intersexualidad’ publicados en la literatura médica entre 1950 y 2000, la bióloga estadounidense Anne Fausto-Sterling determinó que en un 85% de los casos las personas estaban a gusto en el sexo que les habían ‘elegido’.

Aun más: todos ellos se sentían de un sexo u otro. Niños o niñas; hombres o mujeres, más allá de sus órganos genitales. “El sexo, en el fondo, está en el cerebro, no en ellos”, cuenta Martín, que recomienda criarlos con un sexo determinado, aunque sea provisional. Cita un documento, elConsensus Statement on Management of Intersex Disorders, publicado por la Academia Americana de Pediatría, que establece un protocolo claro: todas las actuaciones médicas, incluidas las operaciones, deben garantizar la vida del bebé (dada la conexión entre el sistema urinario y el genital); la funcionalidad de este último y la calidad de vida futura (lo que incluye la sexualidad). En cuanto a la estética, se debe dejar que el afectado decida en la vida adulta.

Cambios en el registro

También está cambiando la percepción social, y asociaciones como Grapsia, de personas afectadas por uno de los ADS más comunes, el Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos, ofrecen información, foros y apoyo a las familias. E iniciativas como la alemana, en opinión de Martín, “son positivassiempre que haya una pedagogía detrás. La legislación pone encima de la mesa esta situación, y eso contribuye a dejar atrás la ignorancia”.

Sin embargo, matiza, el hecho de que en el carné pueda poner ‘hombre’, ‘mujer’ o ‘indefinido’ puede estigmatizar, si antes no se explica qué es la ‘intersexualidad’. “Si con 6 años le preguntan a un niño, ‘¿tú qué eres, niño o niña?’, ¿cómo va a explicar eso de ‘no, yo soy indeterminado’?”

En Australia, por sentencia de un tribunal este año, ya se reconocía la existencia de un sexo neutro. En Tailandia, India y Bangladesh, a  través de la tradición de los kathoey y los hijra, se reconocía el ‘tercer sexo’, aunque muchos de ellos son mujeres transexuales. En España, con la ley de identidad de género, cualquiera puede cambiar su nombre y sexo sin procedimiento judicial. Y con las leyes franquistas también era posible: Martín lo hizo con 21 años, sin problemas, porque la normativa del Registro, de los 50, admitía que los médicos podían cometer errores en la identificación del sexo del bebé y permitía la rectificación de este dato. Hace 21 años dejó de ser Patricia y se convirtió en Gabriel José. Y, hoy, otros tantos años después, ha dejado atrás la vergüenza: “Ninguna parte de mi biografía me hace sentir incómodo… ya”, sonríe.

Publicado en El Confidencial el 25 de agosto de 2013

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“Fuera se pelean por nosotros y aquí no nos quieren: mi ciencia no es española”

“Cuando publico un trabajo, lo hago con el nombre de universidades estadounidenses o británicas. Mi ciencia no es española, porque no puedo estar en un sitio donde no me quieren”. Las palabras son deJavier Gutiérrez Illán, doctor especialista en cambio climático y sus efectos sobre la distribución de las especies que ha trabajado fuera de España y este año esperaba volver a su tierra para continuar su carrera. No podrá, porque las becas Juan de la Cierva (JDC), para las que se postuló en noviembre de 2012, siguen, nueves meses después, sin publicar ni una primera resolución provisional de su concesión. No es que no se la hayan concedido: es que, sencillamente, siguen en el aire.

En su misma situación están los 2.836 de investigadores que se presentaron a sus 225 plazas, víctimas todos ellos de un retraso que paraliza sus carreras. Que, en la mayoría de los casos, como el de Gutiérrez, los impulsa a irse fuera de España. Un lugar, según recalca él, “donde o no hacemos falta o no están dispuestos a aportar lo necesario para mantenernos aquí”.

Lo que sucede con el subprograma Juan de la Cierva puede ejemplificar el parón que está sufriendo la ciencia en España. A los recortes (las becas de 2011 contaban con un presupuesto de 33.600.000 euros; las últimas, de19.440.000), se suma el hecho de que en 2012 se retrasó su convocatoria (se convocaron a final de año, en octubre, cuando solía ser a principios).

Es más, la resolución de las becas debería haber estado lista, por ley, para finales de abril (a seis meses del comienzo del plazo de solicitud), pero, poco antes de que se cumpliera esa fecha, la Dirección General de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Economía y Competitividad, de la que dependen, publicó una resolución por la que se daba seis meses más. Resultado: los doctores a los que va dirigida (se trata de facilitar la contratación de quienes han conseguido recientemente el título por parte de organismos de investigación y centros de I+D españoles) continúan esperando. Quizá hasta octubre, cuando finaliza dicho plazo. Es decir, todo un año de parón para la ciencia y un ahorro, momentáneo, para las arcas públicas.

A la espera de Hacienda

“Lo único que pedimos es que saquen ya la resolución provisional para saber si estamos o no dentro. Hay mucha gente que ha cogido ya un contrato en el extranjero, y podrían renunciar a su plaza, con lo que, tras esa resolución, todavía quedaría un proceso lento”. Lo cuenta María del Toro, doctora en biología molecular y experta en resistencia a los anitibióticos de la salmonela. Su objetivo cuando echó la solicitud en noviembre del pasado año era incorporarse al Grupo de Intergenómica de la Universidad de Cantabria, donde ya ha colaborado. Ella quiere ir, y ellos quieren que vaya. ¿Problema? La JDC no sale. No saben si podrán contar, o no, con la garantía de esta ayuda, de28.800 euros anuales, por tres años, destinados a financiar su salario y la cuota de la Seguridad Social. Mientras, están buscando otras fuentes de financiación que, por ahora, no llegan.

Desde el Ministerio se justifican. El texto publicado en abril por el que se ampliaba el plazo seis meses alegaba “el gran volumen de recursos humanos y materiales a emplear” en la instrucción de este tipo de convocatorias, “volumen del que no se dispone en la actualidad”, así como el alto número de solicitudes. Hoy,  “tenemos las manos atadas. La resolución está a la espera del dictamen del Ministerio de Hacienda, a través de su Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos. Espero que no lleguemos a agotar el plazo y que a la vuelta del verano se solucione: no creo que se pierdan, aunque es mi opinión personal”, explica Marina Villegas, subdirectora general de Proyectos de Investigación del Ministerio de Economía y Competitividad. En el de Hacienda, estos días, no ha habido respuesta a las peticiones de una explicación por parte de El Confidencial.

Haciendo las maletas

El caso es que, mientras tanto, los 225 investigadores a que podrían haber investigado ya con esas ayudas siguen, como Javier Gutiérrez, a la espera. Él volvió a España en mayo, después de trabajar en Estados Unidos y Gran Bretaña, con la idea de que, para entonces, sabría ya si podía disponer de una JDC. Hoy está en paro, a la espera de una otra oportunidad que lo lleve de nuevo fuera, donde “con la preparación que hay en España, se pelean por nosotros”.

También mira al exterior Raúl García Camacho, especialista en ecología y conservación de la biodiversidad. A sus 35 años, este investigador que espera su segunda hija se ve “obligado” a irse fuera: “Habrá que hacer las maletas”, dice. A él, que ya ha estado en Alemania, no le supone un problema, pero advierte que eso le impide “mejorar para el país que me ha formado y el que ha financiado parte de mis estudios a través de becas. Es un dinero que están tirando a la papelera”.

Francisco Iñesta, biólogo que ha trabajado en Escocia en investigación sobre las proteínas kinasas y su posible uso como dianas terapéuticas contra el Parkinson, ha vuelto, en cambio, a los libros: los de las oposiciones de secundaria. Y María del Toro espera en casa la resolución de las JDC. No sentada (ninguno de estos investigadores parece esperar sentado), sino buscándose ya fuentes de financiación alternativas para poder acudir a la Universidad de Cantabria.

Las JDC de 2012 Serán, si por fin llega algún tipo de resolución, las últimas, puesto que el Ministerio establece, en su Plan de Actuación Anual 2013, que se sustituirán por los llamados Contratos para la Formación Postdoctoral, que las reducen a dos años y limitan el presupuesto a 11.250.000 euros.  “Es que somos muchos y muy buenos. Parece que no cabemos todos. Y encima te ponen zancadillas”, reflexiona Javier Gutiérrez. Fernando Alemán remata desde la Univesidad de California en San Diego (EEUU): “Solicité la JDC, pero, si me la conceden, probablemente la rechace debido a la precariedad en la que se encuentra la I+D+i en el país, sin visos de cambio. Ahora mismo es un suicido científico volver a España”.

Publicado en El Confidencial el 25 de agosto de 2013

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Chacal, un “combatiente por la libertad”, según su abogada (y esposa)

“Es completamente ilegal. Desde su secuestro en África, organizado por la CIA, todo lo es: cada condena y cada uno de sus días en prisión”. Para Isabelle Coutant-Peyre, abogada de Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, el Chacal, la justicia francesa no ha hecho esta semana más que volver a despreciar la legalidad con su ratificación de la segunda condena a cadena perpetua del terrorista. Coutant-Peyre insiste una y otra vez, en conversación telefónica con El Confidencial, en que “no existe ninguna evidencia; nada” que pruebe que él estuvo implicado en los cuatro atentados de principios de los años 80 en Francia –causaron 11 muertos y más de un centenar de heridos- por los que fue juzgado en 2011 y, tras la vista del recurso planteado por ella, condenado en segunda instancia el pasado miércoles. La letrada -para quien Carlos es un “combatiente por la libertad”, más que un terrorista- aún confía en que él salga algún día de la cárcel. Aparte de que, para ella, sería una cuestión de justicia, tiene otras razones: es, además de su letrada, su esposa. Al menos de forma simbólica.

Aquella ceremonia, celebrada en 2001 en la cárcel, sólo tiene valor para el terrorista, la abogada y, quizá, Alá. Para entonces, la historia de Carlos sobrepasaba el ámbito de la leyenda. Nacido en Venezuela, en 1949, convertido al islam y al comunismo, en los setenta y ochenta fue el hombre más buscado del planeta. Entre sus hazañas está el secuestro de más de 60 personas, entre ellas una decena de ministros, en una reunión en Viena de la OPEP, en 1975, y la organización del asesinato (son sus propias cuentas) de otras 1.500 en nombre de la causa palestina, el marxismo leninismo y, según su letrada, la libertad. Detenido en Sudán, en 1994, y entregado a las autoridades francesas –el “secuestro” al que se refiere Coutant-Peyre-, el Chacal no ha visto desde entonces la luz fuera de las prisiones francesas. Escuchó en 1997 una primera condena de por vida por el asesinato en 1974 de dos policías franceses y un informante libanés y esta semana se ha rubricado la segunda.

Aquel año, la francesa Coutant-Peyre -nacida en 1952, en una familia de clase media- había llevado ya la defensa de la primera esposa del venezolano,Magdalena Kopp, y se había sumado al equipo de Jacques Verges (conocido como El abogado del diablo) en el caso de Chacal. A él lo conoció en la cárcel, y, tras el primer flechazo, se convirtió en directora de su defensa y, más tarde, en su esposa, en una ceremonia sin papeles en la que él, comunista con clase, le regaló un reloj de Cartier.

Insiste la letrada desde su despacho en el parisino bulevar de Saint Germain en que lo suyo no son las causas perdidas ni los pleitos polémicos, sino que ejerce sobre todo en temas de negocios, de contratos entre compañías. Lo cierto es, sin embargo, que entre sus defendidos, aparte de Chacal, han figurado Zacarias Moussaoui, implicado en el 11S; Roger Garaudy, intelectual juzgado por negar el Holocausto; Mohamed Menalel Merah, el padre del autor del tiroteo del pasado año en Toulouse y Montauban (denunció por asesinato a los policías que mataron a su hijo); y hasta el propio Gobierno iraní, que pretendía emprender acciones legales contra Argo y otra serie de películas estadounidenses por denigrar la imagen de sus ciudadanos. “En este país hay muchos juicios políticos, artificiales, de personas que no han hecho nada contra Francia. Defender a estas personas es mi obligación como abogada”.

“Fotocopias de fotocopias”

Juicios políticos, como (para ella) los de Carlos. Coutant-Peyre habla de las irregularidades de la vista de 2011 y, en cierto sentido, en esto no le falta razón: baste señalar que, en un punto de surrealismo, uno de los magistrados robó un enorme reloj del siglo XIX de una de las salas del palacio de justicia. Pero, sobre todo, habla de la falta de evidencias, en 2011 y ahora, en la revisión de aquella causa. “Ha habido una larga investigación y sin embargo no han encontrado nada que le incrimine. La fiscalía usó informes provenientes de países del antiguo pacto de Varsoviaque llegaron además a través de la CIA; papeles sobre los que incluso un fiscal alemán planteó sus reservas porque nunca pudo ver los originales”. Según los ha definido otro de los abogados de Carlos -en lo que parece un remedo internacional del caso Bárcenas-, eran “fotocopias de fotocopias”, a lo que se añade, según Coutant-Peyre, que “muchas veces, en países como Hungría o Rumanía, los agentes tenían noticia por los periódicos o la prensa de un atentado en París y, sobre eso, escribían: Posiblemente, es obra de Carlos”.

“Es una condena basada en rumores por el interés de Estados Unidos y la OTAN”, concluye la abogada, cuya retórica sirve de eco de la de su esposo. “El Estado francés prefiere ser cómplice de los crímenes cometidos por sus amigos del otro lado del Atlántico antes que trabajar por el progreso y la libertad”. Coutant-Peyre va a presentar un nuevo recurso, aunque no cree que la justicia francesa “respete la legalidad. Es importante recalcar que él fue secuestrado por la CIA, que lo entregó a Francia porque sabía que en este país es posible condenar de por vida a alguien incluso sin evidencias”.

Por si quedan dudas, Coutant-Peyre recalca que está “absolutamente de acuerdo con el análisis político de Carlos. Por ejemplo, los Gobiernos europeos mandan ejércitos a otros países con el pretexto de defender los derechos humanos, cuando sabemos que eso no les preocupa. Él no es un terrorista, es un combatiente por la libertad. El Mosad, la CIA, sí son organizaciones terroristas. Y creo que es aceptable, desde un punto de vista ético, matar por una causa. Esto es una guerra, aunque no sea pública”.

La abogada, aficionada a los Cohiba, asegura que, en contra de la opinión que en Europa y EEUU existe sobre Carlos, en el resto del planeta se le tiene por un revolucionario. Dice que Chacal, que pasó años aislado en prisión –y según ella, fue “víctima de una gran violencia; por ejemplo, le despertaban cada hora”- es una persona fuerte y optimista. “Yo no lo soy en lo que respecta a lo judicial: en este sentido, hacen lo que quieren. Pero sí confío en una solución política, en la que por fin actúe Venezuela y él sea puesto en libertad”. Al fin y al cabo, además de su representante legal, ella es también la esposa de un hombre cuyas manos han sido capaces de matar -con causa, como asegura la francesa, o sin ella-, pero también de escribirle versos como los que siguen: “Siento celos del sol que te broncea; de la sombra que te acaricia; de tus sábanas, que no me cubren. De tus piernas, que no se entrelazan con las mías”.

Publicado en El Confidencial el 30 de junio de 2013

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Alicia Giménez Bartlett habla con la auténtica Petra Delicado

La primera, en la frente. En enero, la escritora Alicia Giménez Bartlett viajó a Roma para el lanzamiento de Nadie quiere saber, la novena entrega de la inspectora Petra Delicado, que ha publicado primero en Italia y hace un mes en España (ed. Destino). La periodista que abrió el fuego amigo de la promoción, le aseguró entonces que lo que más le había gustado de la novela era lo bien que describía la Roma más alejada de los turistas. Siguió un silencio culpable, hasta que Bartlett decidió confesar: para sacar adelante los pasajes que transcurren en la capital italiana (donde la policía española acude a investigar un caso reabierto en Barcelona en el que está implicada la Mafia), lo que hizo fue describir un ambiente y dejar el nombre del barrio en cuestión en blanco. Más tarde, su compinche en esta treta, su traductora al italiano, rellenó lo que faltaba, dotando de un nombre real a aquellos escenarios ficticios.

No todo, sin embargo, es igualmente inventado en las novelas policiacas de Alicia Giménez Bartlett, ni mucho menos. Cuando la escritora sale de los lodazales de sus libros ajenos al género (Donde nadie te encuentre, la última de esas otras obras “pesimistas, trágicas…, horrorosas”, le valió el Nadal), y dice “Petra, ven. Vamos a dar una vuelta y nos aireamos”, pasa un par de meses documentándose con otros muchos cómplices o, mejor dicho, asesores: policías, forenses, abogados, expertos en armas… y, sobre todo, el álter ego de Petra Delicado, una inspectora jefe del Cuerpo Nacional de Policía en Barcelona llamada Margarita García (Gijón, 51 años), que lleva tres décadas de servicio y ha pasado por narcotráfico, homicidios, delincuencia económica, temas de mujer e inteligencia criminal. Una experiencia nada desdeñable que ha nutrido a Petra de realismo, como ambas sugieren, de tramas (como la de esteNadie quiere saber) y quizá también de carácter. Porque el de Petra se adivina en la contundencia de Margarita García tanto como en el humor y la ironía de Alicia Giménez Bartlett, hasta el punto de que en una charla entre estas dos mujeres, Petra Delicado parece estar detrás de cada frase. Sólo se echa de menos a su segundo en la ficción, ese cómico y sabio Fermín Garzón al que tanto le hubiese gustado, con permiso de la autoridad, compartir con ellas su whisky de malta y meter baza en la conversación a la que asiste El Confidencial.

Al medio millón de lectores que en España acumulan los libros de la inspectora (un millón en Italia, más de 100.000 ya de esta última entrega) probablemente les será fácil intuir dónde arranca la charla: en un bar barcelonés, de nombre El Vaso de Oro, remedo de esa Jarra de Oro que tanto frecuentan Petra y Garzón. Quizá porque, como señala sonriendo Giménez Bartlett, “los bares son el reflejo de lo que hay en España. El presidente de Gobierno debería ser dueño de uno de ellos; así comprendería y escucharía a la gente, y sabría perfectamente cómo ordenar las cosas”.

Empecemos por el principio: la vocación. La de Giménez Bartlett, “una manía de nacimiento, si se puede decir así. Una maldición, más que una elección. En mi época, todas las niñas querían ser bailarinas o azafatas; yo, escritora”. La de Margarita García, cuestión de familia: “Mi padre, mi tío y sobre todo mi hermano eran policías. Él pertenecía a la época de Serpico: se ponía postizos para las vigilancias, y yo, con 8 años, lo veía salir y entrar con su pistola, a las 2 de la mañana…”. Ambas empezaron en otra cosa -Giménez Bartlett, dando clases por la mañana y escribiendo por las tardes; García, estudiando Geografía e Historia, hasta que entraron mujeres en el Cuerpo-, pero al final la maldición, bendita maldición, se hizo realidad.

La primera novela de Alicia Giménez Bartlett, Éxit, se publicó en 1984, y el primer libro de Petra Delicado, Ritos de muerte, en el 96. Un año después aparecía el segundo,Día de perros, y por casualidad llegó a manos de Margarita García, que aún no sabía nada de su álter ego en la ficción: “En una reseña vi que trataba sobre una inspectora que andaba detrás de un asesinato en la calle Llobregós… La misma calle, precisamente, en la que yo estaba investigando el crimen en el que ahora se ha basado Alicia para Nadie quiere saber: una puta que le da un somnífero a un viejito y le abre la puerta al chulo para robarle, pero el otro no se acaba de dormir, se pelean y lo mata. El chulo se piró a Italia, donde fuimos a detenerlo”. Allí no había mafia implicada, en la nueva novela de Petra, sí, además de que en ella se trata de un asunto cerrado en falso años antes y reabierto ahora por deseo de la viuda cornuda: “Margarita, en una semana, lo había resuelto. ¡Con eso no se hace un libro de intriga!“, se justifica Giménez Bartlett. El caso es que Margarita García comentó aquella coincidencia de la calle Llobregós a un superior, y este, ufano (la Policía Nacional siempre ha colaborado con la escritora, quizá más en estos tiempos en los que ella sigue erre que erre con su inspectora en el Cuerpo, por muchos Mossos que pululen por Barcelona), le dijo que conocía muy bien a la autora de aquella novela y se la presentó. Desde entonces, no ha habido Petra sin Margarita.

“Margarita está en muchos detalles. No es sólo que me asesore. De ella me viene el esprit, que dicen los franceses. El personaje ya estaba, pero ella me ha dado las pautas. Lo primero que me dijo fue: ‘¿Por qué Petra no mete nunca ropa sucia en la lavadora?‘”, cuenta la escritora. Y añade la inspectora jefe: “Le dije: Alicia, un poco de orden. Así cualquiera trabaja. A Petra no la espera nadie en casa ni tiene que hacer la compra, cuando lo complicado es tener a los niños malos y que encima te llamen del trabajo… Cuando yo empecé en el cuerpo les comentaba a mis compañeros: la única que paga por trabajar aquí soy yo, que tengo que contratar al canguro”.

A Margarita García le dicen a menudo los lectores de Alicia Giménez Bartlett eso de “siempre me he imaginado a Petra como tú”. Y ella, con reticencias, se reconoce: “Somos de la misma época, hemos elegido esta profesión en la que no puedes ser apocada, sino que implica que eres un poco echada para delante y que estás dispuesta a batirte el cobre con quien haga falta, nos la tomamos muy en serio y nos mosqueamos cuando alguien no lo hace, trabajamos con hombres… Pero aunque sé que en Jefatura tengo fama de dar miedo, la dureza de Petra y su ironía yo creo que son más de Alicia“. Y esta, a pesar de las protestas, reconoce una parte: “Petra corresponde mucho a una faceta de mi personalidad, la más extrovertida, optimista y hasta risueña. Nos parecemos en eso de tomar la vida con humor y un poco de ironía, empezando por nosotras mismas. Pero con Margarita, Petra ya es una realidad. Y ella es muy irónica, por mucho que diga…”. “Ahora, que a ti y a mí nos gustaría ser un poco Petras…”, apunta la inspectora. Y ante la pregunta, obvia, de por qué, las respuestas difieren. Alicia, seria por una vez, dice: “Por ser más valiente de lo que soy. Tengo mucho miedo a herir a la gente, por ejemplo… A todo. Aunque es cierto que cuando siento ese miedo doy el paso adelante y no atrás”. Margarita, en cambio, ríe: “Yo por los homenajes y las fiestas que se da. Luego dice: fuera culpa, y solucionado”.

La culpa femenina

El de la culpa en la mujer es, precisamente, uno de los temas del libro. Hay otros, como el de la maternidad, la familia y la renuncia que implica a la libertad… ¿Un libro, un personaje, feminista? “En la ficción, cualquier militancia me parecería peligrosa. Si Petra fuera estupenda y lo hiciera todo sin contradicciones, se resentiría de un cierto esquematismo. Yo procuro que en mis libros no se note que soy feminista, de izquierdas y que tengo 61 años“, contesta Giménez Bartlett, para quien “todo eso de la ‘literatura femenina’ que trata de grupos de amigas o de sagas de abuela, madre, hija… si existe, debería desaparecer. Es verdad que hay una mirada femenina, aunque yo no sería capaz de leer un libro y saber si el autor es hombre y mujer”.

Dice Giménez Bartlett que la novela española, la europea y en menor grado la americana “ha caído en el mundo interior del autor, que siempre habla de sí mismo. Por eso ha perdido su papel testimonial. Nosotros sabemos lo que fue la Revolución Industrial por los libros de historia, pero también porque hemos leído Germinal, de Zola. Hoy los críticos no te permiten hacer eso, a no ser que se trate de una novela negra. En unos años se sabrá de la España de hoy, quizá, por sus novelas negras, que son armas para decir las cosas que ves en el día a día y en el ahora, ahora”. Gracias a la saga de Petra Delicado, quizá, se sepa en el futuro de esta España en la que, según Margarita García (o quizá la propia Petra), las inspectoras ven un muerto y por la noche ríen con sus hijos (tres propios, en el caso de Margarita, tres de su pareja, en el caso de Petra), porque “eso no puede alterarte, si no, no podrías vivir”. Una España en crisis en la que “el crimen no ha cambiado; quizá hay más tirón de cadena, pero poco más; son choros“, y en la que “la mayoría de los que matan son de los que no volverían a hacerlo. Han asesinado una vez por una reyerta, por un mal rollo, pero no van más allá. En ese sentido creo que estamos un poco a salvo. Aparte, claro, de eso de ‘la maté porque era mía’. Esa es otra historia”.

Cuando Margarita García resuelve un caso, no siente el alivio del trabajo concluido: “Acabas cuando consideras que se ha hecho justicia. Y si el juez pone en libertad a quien tú crees culpable, saber la verdad no te sirve de nada”. En cambio, cuando Alicia Giménez Bartlett le pone el punto final a una historia, la declara proscrita: no vuelve a leerla, y procura no pensar más en ella. Quizá por eso tiene ya en la cabeza una nueva novela, esta vez sin Petra Delicado. Pero sabe que cuando esté enfrascada en ella, en esa inseguridad que le crean los libros en los que no aparece la policía, en ese saber que se la está jugando en cada página, quizá de repente sienta la necesidad de llamarla y decirle de nuevo: “Petra, ven. Vamos a dar una vuelta y nos aireamos”. A Petra o a Margarita, que una viene con la otra. Pero ¿hasta cuándo? “Petra acabará en algún momento… Un escritor tiene un número de ideas limitado. Y no quiero que con mi número limitado de ideas surja un número ilimitado de historias. Los libros tienen una parte de reflexión y análisis que llega un momento en que ya está hecha, y yo entonces haré mis memorias o dejaré de escribir”.

Publicado en El Confidencial el 10 de marzo de 2013

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Elmyr de Hory: el engaño como una de las bellas artes

El misterio finaliza (o comienza, según se vea) en una casa en el término municipal de San José, en la isla de Ibiza, el 11 de diciembre de 1976. Aquel día, Mark Forgy, acompañante inseparable y heredero del falsificador con más renombre de aquel tiempo, Elmyr de Hory, descubrió el cuerpo de su amigo, que agonizaba. De Hory, un pintor que había llenado de falsos Matisses, Picassos y Chagalles colecciones privadas, galerías y, según aseguraba, respetados museos de medio mundo, había puesto término a su vida con un bote de barbitúricos. Eso antes que acabar, como probablemente ocurriría, en una cárcel francesa. Para cuando Forgy lo encontró aquella mañana, no le quedaba mucho de vida. ¿O sí?

Cualquiera que acuda al Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde hasta el 12 de mayo una exposición (Elmyr de Hory. Proyecto Fake) reúne 28 piezas suyas ‘a la manera de’ Modigliani, Monet, Derain, Matisse o Picasso, y seis retratos ‘a la manera de Hory’, es decir, con su propio estilo, sabrá de su arte para falsificar y, sí, también para pintar. Y cualquiera que curiosee en la documentación que esta muestra también aporta, que revise la película F for Fake (Fraude, 1973), de Orson Welles, o lea la biografía ‘oficial’ de De Hory (de la que luego éste renegaría) sabrá que la sombra de la duda cubrió todo en su fascinante historia. Ni sus orígenes y buena parte de su vida, ni la envergadura de su producción, ni dónde o cuándo pintaba; nada está claro. Ni siquiera ahora, más de 36 años después de… ¿su muerte?

Quede por un minuto entre interrogantes, puesto que hasta en el capítulo final de su agitada trayectoria anidan las sospechas. Hace unos años apareció en castellano una nueva edición de ¡Fraude! La historia de Elmyr de Hory. El pintor más discutido de nuestro tiempo (Norma Editorial), la biografía que firmó, en 1969, Clifford Irving (otro falsificador, pero a eso llegaremos luego). Y en esa revisión Irving añadía un capítulo al original para alimentar aún más el misterio: “¿Y si Elmyr estuviera vivo y pintando?”, se preguntaba en él, quizá a modo de último engaño, o de broma final.

El fantasma que pinta

¿Indicios? Primero, la desaparición de algunos de sus pasaportes (tenía varios con diferentes identidades). Segundo, el hecho de que hayan continuado saliendo a la venta un buen número de sus cuadros. Y tercero, y más importante, dos ‘avistamientos’ (permítase la palabra) del pintor más allá de 1976: según relata el biógrafo, una mujer que lo había conocido en Ibiza se lo cruzó en una playa de Sidney, en 1982 (y cuando él la reconoció, salió corriendo), y otro amigo se había topado con él por las mismas fechas en Honolulu, con idéntico espanto por parte del pintor, que está vez huyó en taxi.

En esto, como en casi todo lo referente a Elmyr de Hory, creérselo o no es casi un acto de fe. Tanto en el caso del encuentro de Sidney como en el de Honolulu, se trata de testimonios vía ‘un conocido de un conocido dice que…’ y quizá la cuestión de los pasaportes tenga una explicación más sencilla que la de que el artista esté aún riéndose de la policía, de los marchantes de arte y del mundo en general desde alguna playa paradisiaca del Pacífico. O quizá no. Con de Hory, la única certeza es que ésta no existe.

Especialmente en cuanto a las primeras etapas de su vida, las cosas parecen poco claras, pues se basan fundamentalmente en las declaraciones que De Hory le hizo a Irving. Es decir, en lo que un maestro del engaño le narró a otro. Y a ambos les gustaba fabular. Aunque hay quien apunta que el húngaro, nacido en 1906, pertenecía a una familia de clase media, cuenta Irving que su protagonista vino al mundo entre aristócratas (el padre, embajador; la madre, heredera de banqueros de origen judío) y que las riquezas que le rodearon durante su infancia eran tales que en su casa todos tenían caballos, coches, criados, y que a su madre los brazaletes de diamantes le llegaban desde la muñeca al codo. Aquellas supuestas raíces nobles teóricamente le sirvieron a De Hory en su posterior carrera delictiva: los cuadros que vendía eran, según explicaba a sus víctimas, parte de su patrimonio, del que se veía obligado a deshacerse.

Ya adolescente, aquel joven de buenos modales se convirtió, siempre según el relato de Irving, en la pieza más codiciada por los homosexuales que poblaban los salones de Budapest. Al tiempo, se despertó su pasión por el arte, y, en Munich y París, donde se trasladó, llevó una doble vida: de noche, se comportaba como un pequeño bon vivant; de día, volvía a ser el chico aplicado que se desgañitaba con los pinceles en la academia de arte. Afincado en Montparnasse, con el bolsillo repleto y el corazón, o al menos la cama, a menudo caliente, De Hory conoció, o eso decía, tanto a Matisse como a Gertrude Stein, Man Ray, Peggy Guggenheim, Ernest Hemingway y tantos otros que poblaban París en aquellos años felices que quebró la Guerra Mundial. Él volvió a Hungría cuando ya se engrasaban las máquinas de guerra, y allí fue detenido por dos veces, y más tarde trasladado a un campo de Alemania. Tras una rocambolesca (y bastante increíble) huida, volvió al cabo de unos meses a Budapest. Así, al menos, lo cuenta Irving.

De la fortuna familiar nada quedaba, y de allí, en 1945, viajó a París, donde intentó mejorar su suerte de noble empobrecido con sus cuadros. Pocos vendió y esos pocos por una miseria, al menos hasta 1946 (siempre, de nuevo, en la versión de Irving), cuando una amiga, lady Malcolm Campbell, de visita en su estudio, pronunció la frase mágica: “Elmyr… Eso es un Picasso, ¿no?” No lo era, por supuesto, pero de aquella visita De Hory sacó mucho más que las 40 libras esterlinas que le pagó por aquel ‘Picasso’ la señora Campbell: sacó su modus vivendi.

Un bon vivant en la Europa de posguerra

Primero fue el pintor malagueño, pero luego siguieron Matisse, Modigliani, Renoir, Toulouse-Lautrec, Gauguin, Chagall, Dufy, Derain, Degas… así hasta, se calcula, unos 1000 cuadros falsos. De Hory, dicen, era irónicamente único en su ‘arte’, pues no copiaba piezas reales, sino que hacía suyos los trazos del autor, con tal facilidad que podía producir una docena de Picassos en una sola semana. Cambiaba de identidad tan fácilmente -bajo los seudónimos de Louis Cassou, Joseph Dory, Joseph Dory-Boutin, Elmyr Herzog, Elmyr Hoffman…- como mudaba el estilo de sus pinceladas.

Tras vender por Europa y Brasil, en 1947, se trasladó a Estados Unidos. Al fin y al cabo, en tres semanas en Nueva York ya había conocido a “todos los que eran alguien”, según confesó a Irving: Zsa Zsa Gabor, Anita Loos, Lana Turner… Durante los 50, se asentó su imperio de falsificaciones y no tuvo, al menos durante un tiempo, serias dificultades en ‘colocar’ sus piezas a coleccionistas, galerías y centros de arte. A mediados de la década, se asoció con otro vividor, Fernand Legros, el hombre que firmaría los capítulos más amargos de su biografía y el que selló, finalmente, su decadencia.

Antes, sin embargo, ya habían comenzado los problemas: primero, por un ‘Matisse’ que había vendido en 1955 al Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, donde se inició una larga investigación; más tarde, por el marchante Joseph W. Faulkner, que se dio cuenta del engaño y presentó cargos contra él. Los tropiezos se sucedieron, y él volvió a Europa, a su querido París. A pesar de varios desencuentros con Legros –que parece que se quedaba con más de lo que le correspondía del pastel y que, además, había introducido a un tercero en discordia en la asociación, un tal Real Lessard- éste siguió vendiendo sus piezas.

En 1962, De Hory descubrió una tierra que parecía pertenecerle: la Ibiza desprejuiciada y loca de los sesenta y setenta, por la que pulularon, entre otros muchos, Cormac McCarthy, Norman Mailer, George Harrison…. De las terrazas del Montesol a los bares del puerto, con su monóculo de cadena de oro, el pintor se dejaba querer, mencionaba a sus amigos Aga Khan, Salvador Dalí, Tennessee Williams, Zsa Zsa Gabor o hacía apuestas sobre la sexualidad de los marineros, pero nunca contaba “nada comprometedor” sobre sus actividades, según explica Mariano Planells, que conoció a De Hory en su día y ha escrito más de 30 libros sobre la isla. Con el tiempo y los rumores que alimentaban su leyenda, De Hory se convirtió en una de las estrellas de Ibiza, en la que había entonces una elite de “gays viajados, muy snobs, que sabían comer, hablar, vivir bien”. Tenía una finca, La Falaise y, supuestamente, seguía pintando sus falsificaciones.

“El escándalo es el propio mercado”
Hacia mediados de la década, el escándalo comenzaba a fraguarse. En Europa, la policía seguía los pasos de Legros y Lessard. En Estados Unidos, Algur Hurtle Meadows, un magnate texano del petróleo, denunció a Legros, que, al venderle al menos 44 cuadros, lo había convertido en el poseedor de “la mayor colección de falsificaciones en el mundo”, según se dijo entonces. Poco después, Legros y Lessard fueron detenidos. “¿El verdadero escándalo no es acaso el propio mercado?”, se defendía, por su parte, el hIrving sostiene que De Hory no murió, sino que fingió su suicidioúngaro.

En los años previos a su muerte, De Hory pasó algunos meses en prisión y afrontó varios procesos de extradición a Francia, mientras la prensa internacional ocupaba con su imagen sus portadas. Él reiteraba -siempre lo hizo- que nunca había falsificado una firma: simplemente, se “inspiraba” en los grandes. En aquella isla que amaba, le ‘dictó’ a Irving su increíble biografía y aparecieron juntos en el falso (o no) documental de Orson Welles (F for Fake). Y cuando supo que las autoridades francesas iban por fin a conseguir su extradición (tras una confesión de Legros, que lo implicó), no intentó huir. Se tomó sus barbitúricos y murió.

¿O no? Ahí vuelve a entrar en juego Irving, quien, además de la biografía de De Hory firmó otra, en la que incluyó documentos que él mismo falsificó, de Howard Hughes. Irving había aprendido de un gran maestro, De Hory, pero tuvo menos suerte o peor maña: aquello le valió un pleito millonario y, tras confesar, 17 meses de reclusión. En el capítulo que finalmente añadió al libro sobre De Hory, Irving sostiene que éste no murió, sino que fingió su suicidio para escapar de la cárcel. ¿Creíble? “Yo le acompañé en el último juicio a Palma de Mallorca, donde lo vi hundido. Estoy seguro de que ya había tomado la decisión de suicidarse. Tenía pánico a Legros y a otros que no nombraba. Miedo a que le cosieran a puñaladas en la cárcel. Claro que murió en Ibiza: lo vio todo el mundo, por desgracia”, asegura Planells.

Sea como fuere, hay algo que podemos dar por cierto. En el nicho 209 del cementerio de Ibiza, si es que ha muerto, o en algún idílico exilio en el Pacífico, si alguien de despierta imaginación quiere creer que sigue vivo, De Hory seguro que sonríe: a estas alturas, sus cuadros no sólo se valoran por sí mismos (los ‘auténticos’ De Hory pueden llegar, según la comisaria de la exposición del Círculo, a los 100.000 euros), sino que además existen, incluso, falsificaciones de falsos De Hory. Y, sobre todo, nunca sabremos con certeza si alguna de sus piezas todavía cuelga, bajo el nombre de Matisse, Picasso o tantos otros, en las paredes de un museo. Pero ¿acaso es la firma lo que importa?

Publicado en El Confidencial, el 24 de febrero de 2013

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Las otras monedas millonarias

Pasada la amenaza del abismo fiscal, que un acuerdo entre republicanos y demócratas sorteó in extremis los primeros días del año, la economía estadounidense siente otra vez el aliento del lobo: la deuda federal está en números rojos (supera ya con creces los 16 billones), y es necesario elevar su techo legal en febrero para evitar la suspensión de pagos y la parálisis del Gobierno. ¿Soluciones? La ortodoxa, un nuevo y más que complicado pacto en el Congreso entre los dos partidos, y la heterodoxa: crear una moneda de platino de un billón de dólares que serviría de garantía para dotar de liquidez al sistema.
La propuesta surgió hace meses en varios blogs, y ha cobrado forma a través de una petición oficial a la Casa Blanca que ya cuenta con más de 7.600 firmantes (necesita recabar 25.000 antes del 2 de febrero para que el Gobierno pueda considerarla). Entre ellos, se cuenta el economista Paul Krugman: “El Presidente Obama encara una elección entre dos alternativas: una que es absurda aunque benigna, y otra igualmente absurda, pero vil y desastrosa”. La primera, para el Nobel de economía, sería lanzar la citada moneda; la segunda, ceder al “chantaje” republicano, que según él utiliza la amenaza del techo de la deuda para manipular sus políticas.
El Departamento del Tesoro estadounidense, no obstante, ha desestimado este sábado la posibilidad de acuñar la valiosa moneda, alegando a través de un comunicado de su portavoz, Anthony Coley, que ni su organismo “ni la Reserva Federal estiman que la ley pueda o deba ser utilizada para facilitar la producción de monedas de platino con el propósito de evitar un incremento en el límite de la deuda”. Más que absurda, algunos encuentran esta opción insensata y peligrosa, y los republicanos la han desechado con sarcasmo: el portavoz de John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, la ha comparado con el episodio de Los Simpson en el que el Sr. Burns se convierte en depositario de un billete de igual cuantía por encargo de Harry S. Truman, mientras que el National Republican Congressional Committe ha tuiteado imágenes que recrean cómo el platino necesario para crearla hundiría el mismísimo Titanic. Y es que se calcula que harían falta 641 millones de onzas, con un peso de más de 18 millones de kilos. Olvidan, sin embargo, que la maniobra no sólo es legal, sino que además no requiere esquilmar las reservas de platino: basta con que el Tesoro estampe en su cara la cifra del billón de dólares, no que los valga el material que contenga. Es lo que se denomina valor facial de una moneda: el que las autoridades legales inscriben en ella.
Hasta la fecha, ninguna moneda en el mundo ha alcanzado tamaña cifra, aunque algunas acumulan varios ceros: la palma se la lleva, según el numismático Joaquín Valle, una argentina emitida en 1991, con un valor facial de cuatro millones de australes. Le siguen de cerca las de uno y dos millones de karbóvanets ucranianos de 1991 y la de 200.000 zlote polacos de los años noventa. Todas ellas forjadas en economías en horas bajas, y todas de uso corriente. Aparte están las monedas de prestigio aquellas que no se diseñan para circular (aunque teóricamente podrían hacerlo, y cualquier comercio está obligado a aceptarlas), sino para venderlas a coleccionistas y engordar las arcas del Estado. A esa categoría pertenece la pieza en oro puro de cinco dígitos decimales (.99999) que la Casa de la Moneda canadiense presentó en 2007, de un valor de un millón de dólares de aquel país: tiene 46 cm de diámetro, 3 de espesor y un peso de 100 kg, porque, a diferencia de la quimera estadounidense del billón de dólares, ésta sí vale más de lo que dice: unos tres millones de dólares estadounidenses. Lo mismo hizo, en 2011, su homóloga australiana, con una moneda equivalente en dólares australianos, un peso de mil kilos y 12 cm de grosor y 80 de diámetro.

Monedas de prestigio
La de las monedas de prestigio es una tradición antigua. En España, Carlos II, Felipe III y Felipe IV acuñaron centenes (cien reales) de oro para regalar a las casas nobiliarias más señaladas, como la de Alba (en Estados Unidos se vendió recientemente uno de ellos por más de dos millones de dólares), y en la I República se realizaron 12 monedas de oro de 100 pesetas para los miembros del Gabinete, que equivaldrían hoy a unos 3.000 euros.
En pesetas, las monedas de mayor valor facial alcanzaron las 80.000, acuñadas entre 1989 y 1992 en conmemoración del Quinto Centenario y la Olimpiada de Barcelona. Las Casas de la Moneda europeas, prácticamente ociosas tras la irrupción del euro, se han especializado también en este tipo de encargos, y se pueden encontrar, por ejemplo, monedas de 400 euros acuñadas en España (serie Miró) o de 5.000, en Francia (serie Hércules). Una cantidad que podría hacerse de uso corriente, pero en billete: según Valle, miembro de la Asociación Numismática Española (ANE), algunos expertos han recibido consultas sobre diversos aspectos técnicos para su realización, ante la posibilidad de que el Banco Europeo se decida próximamente a sacarlos al mercado.

100 billones de marcos en un billete
Porque, si se trata de billetes, la historia guarda abundantes ejemplos de valores altísimos. El de 100 billones de marcos, por señalar uno, de la Alemania de entreguerras (1923), cuando el pan llegó a costar tres mil millones y la gente tenía que ir con un cesto para cobrar el jornal diario. Volviendo a Estados Unidos, la Gran Depresión propició la aparición de su mayor billete hasta la fecha: el de 100.000 dólares, impreso entre el 18 de diciembre de 1934 y el 9 de enero del año siguiente con un retrato del presidente Woodrow Wilson. Se entregó a los bancos federales que tenían depositada una cantidad equivalente de oro en el Tesoro, y servía únicamente para sus grandes operaciones.
Con una deflación galopante, en aquella época el Gobierno de Roosevelt necesitaba todas las reservas de oro que pudiera atesorar, y la emisión de aquel billete fue una medida extraordinaria. Hoy, la situación exige acciones igualmente fuera de lo común por parte de la Administración de Barack Obama. En ese sentido, tan increíble parece que pueda alcanzar un acuerdo con los republicanos para alzar el techo de la deuda como acuñar una moneda de un billón de dólares. Aunque su peso hundiese otro Titanic.

Publicado en El Confidencial, el 13 de enero de 2013

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Las nuevas tecnologías, armas del maltrato

Móviles y redes sociales se han convertido en un medio de acoso. Sms, grabaciones no consentidas… Son los instrumentos más sutiles de violencia

“Tenemos que estar muy atentos a las nuevas formas de hostigamiento y abuso contra las mujeres jóvenes”, declaró Inmaculada Montalbán, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ, al hilo del asesinato de una niña de 13 años ocurrido hace unos meses en El Salobral (Albacete). Porque a pesar de que las nuevas generaciones están creciendo en una sociedad que creemos, o queremos creer, más igualitaria, el maltrato está presente en ellas. Aunque hay una cara positiva: “Denuncian antes, porque está calando el mensaje”. De ahí el repunte de ciertas cifras: en 2011 se enjuició a 26 menores más que en 2010 (165; en 2012 ya llevamos 79); las jóvenes (18 a 29 años) que dicen haber sufrido maltrato en el último año están por encima de la media (3,7% frente a 3%, según la Macroencuesta de 2011); un 13,1% de los adolescentes confiesa haber ejercido en algún momento actitudes de maltrato y un 9,2% de sus compañeras, haberlas sufrido (Igualdad y prevención de la violencia de género en la adolescencia, de 2010). Tras los datos está esa chica que, recién cumplidos los 18, empezó a llegar con moratones a casa y dejó los estudios; el de la alumna de bachiller que, a los 16, ha tenido que cambiar de colegio y ya sabe lo que es una orden de alejamiento, la que el juez ha dictado contra ese novio que le dio una paliza; o esa otra que, después de dejar a su ‘chico’, recibía constantemente sms y vídeos que él se grababa en la puerta de su vivienda… Esas son, precisamente, las nuevas formas de hostigamiento a las que se refiere Montalbán: “A los juzgados llegan casos que antes no veíamos, jóvenes que reciben continuamente sms, a las que no dejan de darles toques con el móvil, que ven cómo ellos difunden grabaciones no consentidas. Es una nueva forma de violencia que se mantiene en el tiempo; no dicen ‘te voy a matar’ pero crean miedo, incertidumbre, presión psicológica”, explica la presidenta del Observatorio, que considera importante introducir la figura del hostigamiento en el Código Penal (está, de hecho, está en el anteproyecto del Gobierno), pues hoy es difícilmente sancionable. E incide en la necesidad de educarlas para detectar los primeros signos de alerta, porque ese acoso es, en cierta manera, más sutil: el que una chica reciba a cada minuto un mensaje encaja con lo que aún entendemos por enamoramiento, igual que frases como “te quiero sólo para mí”, y sin embargo, cuando ella quiere terminar la relación, puede que esa intromisión continua de él en su vida permanezca, y suene el WhatssApp a todas horas y sigan lloviendo mensajes mucho más inquietantes que los primeros… “Menos mal que me di cuenta de que eso no era la vida. Menos mal que no me quedé ahí”, le confesaba a una abogada, hace pocos meses, una chica de 22 años, víctima de un maltrato psicológico que ya ha logrado dejar atrás.
Publicado en Yo Dona, el 12 de enero de 2013


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