Sociólogo y Premio Nacional de Medio Ambiente, Mario Gaviria es el impulsor de la candidatura. Benidorm es, para él, resumen del Estado del Bienestar y la urbe “más ecológica del Mediterráneo”
Una broma. La última ocurrencia estrambótica en periodo electoral. Una locura. La candidatura de Benidorm a la lista de bienes Patrimonio de la Humanidad, en las categorÃas de Bien Cultural y Natural, hecha pública esta semana, ha sido criticada y parodiada. Las imágenes que desde el NODO y las pelÃculas del destape hasta ahora nos han llegado de la localidad alicantina que reinventó en 1956 el alcalde Pedro Zaragoza no ayudan mucho a tomársela en serio. Concentraciones de turistas añosos tostándose al sol, un punto más allá del negro que siempre luce Eduardo Zaplana -uno de sus insignes alcaldes-, olas de rascacielos proyectando sus sombras sobre la arena de las playas, británicos en chanclas tomando fritanga y cervezas a mansalva, Manolo Escobar a todo trapo… Eso, todo el año. Para muchos, el infierno en la Tierra. Para otros, el paraÃso. Terrenal y de clase media, sin duda, pero paraÃso.
El autor de la ‘ocurrencia’, el sociólogo y, agárrense, pionero del ecologismo y de la lucha antinuclear Mario Gaviria, Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, profesor en su dÃa en universidades españolas y estadounidenses, asesor del ayuntamiento de Benidorm desde que llegó, hace cuatro décadas, con una beca de la Fundación Juan March y autor de varios estudios sobre esta ciudad, se cuenta entre los segundos. Y defiende, consciente de ir a contracorriente, las ‘virtudes’ de la ‘Nueva York del Mediterráneo’ y la candidatura que ha presentado para que Benidorm “siga siendo como es. Para que no se la carguen”. ¿Y qué virtudes deberÃa proteger la Unesco? Según él, en lo medioambiental, la construcción en vertical, más respetuosa con el entorno (“es la ciudad más ecológica del Mediterráneo”, dice), y, en lo cultural, la de ser el epÃtome de la Europa del Bienestar y sus vacaciones (pagadas) para todos…:
PREGUNTA. ¿Es consciente de que su propuesta suena a broma?
RESPUESTA. SÃ. Le voy a contar una anécdota. Una vez que volvÃamos a Madrid, mi yerno, un gran ingeniero, le dijo a un vecino: “Venimos de Alicante”. No quiso decir que llegábamos de Benidorm. Y es que entre cierta gente esto es una cosa cutre. El sÃmbolo aquà es Manolo Escobar. Y Belén Esteban. El elegante se toma la Coca-Cola en copa, con hielos, light y sin cafeÃna, y el pueblo se la toma en botellas de dos litros. Benidorm es como la Coca-Cola de dos litros (rÃe).
P. Defiéndame Benidorm.
R. Su plan del suelo lo hizo el mejor urbanista del siglo XX, Pedro Bidagor. Y aquà no ha habido pelotazos. La primera virtud de Benidorm ha sido el ‘desarrollo endógeno’, como dicen ahora los progres, que consiste en crear empleo y producir sin destruir la naturaleza y beneficiando a los autóctonos… Más del 80% de las plazas hoteleras, unas 60.000, son de la gente del pueblo. Eran pescadores, camareros en los trasatlánticos, capitanes de buque, que empezaron sin dinero. La historia de Benidorm es el cuento de la lechera. Con lo que ganaban un año ponÃan una pensión, y luego le ponÃan una planta, y luego abrÃan un hotelito… y al final, 60.000 camas. Además, salvaron la playa. Por otro lado, aquà está también la mejor relación calidad precio del mundo. Tenemos 8 millones de turistas, dos de ellos británicos. ¿Por qué? Porque la cerveza cuesta tres y los hoteles seis veces menos que en Reino Unido, un milagro. ¿No es para ser patrimonio de la humanidad?
P. ¿Y no es hora de dejar de construir?
R. Aquà no ha habido burbuja inmobiliaria porque hace 10 años que apenas se construye, aunque los hoteles están llenos todo el año. No ha habido más que un edificio, la torre In Tempo [aún inacabada], en concurso de acreedores. La gente confunde construir chalets y apartamentos con levantar hoteles, y es muy diferente. El hotel genera empleo y turismo, mientras que el chalet que tiene aquà un madrileño se usa sólo 60 dÃas al año.
“Esperemos que el tÃtulo se lo den a otros espacios realmente naturales”, replica Pilar Marcos, de Greenpeace. Para la responsable de costas de la ONG, “Benidorm es un ejemplo del mal uso del suelo y los recursos. En nuestro informe anual sobre costas, siempre aparece como uno de los peores puntos. Hay problemas por invasión de la primera lÃnea del litoral y temas de corrupción, como en Terra MÃtica, y aunque es cierto que el impacto del urbanismo vertical es menor, usa muchos recursos, el agua por ejemplo, en una zona con mucho estrés hÃdrico”. Se suma a la crÃtica Pablo Sánchez, de Ecologistas en Acción: “Yo no criminalizo Benidorm, pero ha sido ejemplo de construcción en zona forestal quemada, con Terra MÃtica, durante décadas las depuradoras han estado vertiendo agua al mar del Parque Natural de Serra Gelada, el uso que hace del agua no es nada sostenible… Hay sitios peores, pero no se merece ser patrimonio de la humanidad”. Gaviria, en respuesta, saca credenciales (“yo fundé la lucha antinuclear y ecologista en España”) y lanza un guante. “Les desafÃo a un debate público. Han tocado el tema mejor resuelto en Benidorm. El suyo es el sistema hÃdrico más sofisticado de todo el Mediterráneo, y nunca ha vertido agua al mar. Cuando yo llegé aquÃ, tenÃan que traer el agua en barco desde Mallorca”
P. Primera pata de la candidatura: bien cultural. ¿Cuál es la cultura de Benidorm?
R. Ni ellos mismos lo saben, pero se deriva del mejor invento del siglo XX, el Estado de Bienestar europeo. Tenemos sistema sanitario, educación gratuita, pensiones… y vacaciones pagadas. Y el sÃmbolo sobre el territorio de esas vacaciones es Benidorm. Aquà vienen los pensionistas y los obreros europeos a disfrutar de la cultura del Estado del Bienestar, si a alguien le parece poco eso… que se vaya a ver qué ocurre en China, Rusia o Japón. ¿Que las playas están abarrotadas? ¡Claro, porque los pobres también tienen derecho a ellas! En Benidorm nunca ha habido famosos, nunca ha habido un Sinatra o un Presley, pero está lleno de cantantes vestidos de Elvis Presley. Es una especie de sustitución de lo que traerÃan los ricos pero a bajo precio, y me parece que eso es una cultura fantástica.
P. Segunda pata. El medio ambiente. ¿Dónde ve el respeto al medio ambiente en esos rascacielos?
R. Es que yo apoyo este modelo de ciudad que, en vez de dispersarse en casitas hasta el fin del mundo, como en Estados Unidos, está construida en altura, y además orientada al sur, con lo cual el gasto energético es mÃnimo. Hasta la quinta lÃnea de playa puedes ver el mar entre los edificios, porque no forman una muralla. Entre ellos tiene que haber 14 metros. Y una calle de cada dos son peatonales. Son cosas que no tiene ninguna otra ciudad de playa. Es muy sencillo: Benidorm es la ciudad más ecológica del Mediterráneo. Y tiene lo que no hay en ningún otro sitio: el placer de ver el mar desde el rascacielos, bajar en el ascensor y estar en la playa. Entiendo que los rascacielos les parezcan brutales a los que no les gustan las ciudades concentradas, pero nadie está obligado a venir aquÃ.
P. ExplÃqueme eso que ha escrito en el dosier de la candidatura de que Benidorm es “una ciudad baja en testosterona y adrenalina, y con alto nivel de serotonina”.
R. Porque no vienen más que los viejos… y jóvenes británicos, que se desfogan bebiendo. Ahora el IMSERSO se desprecia, pero hubo más de un millón de ancianos españoles que descubrieron el mar gracias a los precios de Benidorm. Aquà ves a los viejos más felices del mundo, la gente sonrÃe, va de la mano.
P. Lo llama la “utopÃa concreta de la buena vida”. ¿Entiende que para algunos sea más bien una distopÃa?
R. SÃ. Muchos odian Benidorm, pero a los que vienen, les gusta. Y me dice el alcalde que es una de las ciudades con la vivienda más cara de España, por mucho que sea una locura esto de los rascacielos…
Publicado en El Confidencial el 25 de abril de 2015
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