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La Federal Trade Commission continúa la ‘cruzada’ de Bill Ackman contra Herbalife

“Conocí a una persona que me habló de la posibilidad de ser distribuidora de Herbalife. Tengo problemas de obesidad, y así podía comprar los productos con descuentos. Comprando un paquete básico, que cuando yo empecé [hace 4 años] fue de unos 120 euros [hoy, la opción más barata es de 44,73 euros], te dan la licencia para vender”. María (nombre ficticio) es uno de los 33.400 distribuidores de Herbalife en España (datos de 2012). Pertenece al 73% de los vendedores que lo son, básicamente, para conseguir mejores precios de los productos para sí mismos o su entorno cercano. Y es, junto a los más de tres millones de distribuidores en más de 90 países de esta firma de productos nutricionales, la base sobre la que se asienta este gigante multinacional que en 2013 batió cifras de ventas netas (4.800 millones, 18% más que en 2012), con unos ingresos de 527,5 millones de dólares (4,91 por acción).

“Antes alguna vez me llamaban clientes para comprar, ahora no hago ni una venta al mes”, concluye María, que vive en Madrid y no sabe nada de negocios de venta multinivel ni de estafas piramidales. Sin embargo, de la diferencia entre unos y otras, y sobre todo de la consideración de Herbalife como una empresa multinivel depende la legalidad de su negocio. Lo está estudiando, en Estados Unidos, la Federal Trade Commission (FTC), después de un año de ataques por parte de uno de los colosos de Wall Street, Bill Ackman.

Juan Manuel Badenas, catedrático de derecho civil de la Universidad Jaume I y autor de La venta multinivel (ed. Comares), no tiene dudas: “Lo que yo conozco de Herbalife es multinivel, y sería el primero en denunciarlo si comprobara lo contrario”. ¿Diferencias entre uno y otra? “La venta multinivel es un sistema de distribución comercial amparado por el derecho por el que una marca crea una red de vendedores independientes que a su vez pueden captar a otros, pero queobtienen su ganancia, principalmente, de la venta de un producto. Un sistema piramidal es una estafa, en la que la venta no es más que una apariencia: la retribución se da mientras siga entrando gente que introduzca dinero en el sistema”. Por explicarlo con sencillez: el producto en venta no importa, lo que importa es captar nuevos ‘vendedores’ que aporten un dinero y que, a su vez, sigan captando personas para seguir alimentando el sistema.

¿Qué ocurre en Herbalife? María, la distribuidora en Madrid, sólo acierta a señalar que “la remuneración es del 25% del precio final de cada producto, y si tienes vendedores por debajo de ti, creo que te llevas un 3% a partir de cierta cantidad”. La política oficial de remuneraciones de Herbalife está publicada en su web, donde se señala que la media de los pagos realizados a sus distribuidores llamados ‘líderes de ventas’ con línea descendente (es decir, con otros distribuidores por debajo) fue de 3.670 euros brutos en 2012. Eso, aparte de lo que ganasen con sus propias ventas, y aclarando que “no se les paga nada por patrocinar a nuevos distribuidores. Sólo se les pagará en base a la compra de productos de distribuidores en línea descendente para su propio consumo o venta a terceros”. Esta cuestión es clave, como explica simplificadamente la Asociación de Empresas de Venta Directa en España, que engloba firmas tan conocidas como Círculo de Lectores, Avon o la propia Herbalife y cuyo presidente es, precisamente, Carlos Barroso, director general de esta última.

La ‘causa’ de William Ackman

La controversia en torno a Herbalife surgió hace más de un año, cuando William Ackman, del hedge fund Pershing Square Capital Management, anunció que su firma había lanzado una apuesta de unos 1.000 millones de dólares a la caída de Herbalife. Relacionaba la empresa con un esquema piramidal que o bien colapsaría o bien sería cerrada por las autoridades. Ackman emprendía así una cruzada, según él, en defensa de los intereses de los pequeños distribuidores, y anunció que sus ganancias irían a parar a alguna organización de caridad. Sus predicciones, sin embargo, no se cumplieron, y ha cosechado críticas por utilizar todos los medios a su alcance para promover una investigación de las autoridades. Pero estos días han llegado sus primeros triunfos: el pasado enero, el senador por Massachussetts Edward J. Markey recogía su testigo reclamando una investigación federal al respecto, lo que provocaba una caída de las acciones del 14%, y la semana pasada se anunciaba la apertura de una investigación por parte de la Federal Trade Commission (FTC), que se tradujo en un descenso del 7%.

Desde Herbalife España no dan más respuesta a estas acusaciones que el escueto comunicado oficial de la multinacional que da la bienvenida a la investigación “dado el tremendo nivel de desinformación en el mercado”, recalca su confianza en que cumple toda la normativa de cada uno de los países en los que opera y anuncia su cooperación completa con el organismo oficial, cuyas conclusiones no tienen, por el momento, fecha. Mientras, las espadas siguen en alto, por mucho que María, y muchos otros de los millones de distribuidores de la firma, sigan ajenos a una batalla que, como señalaba esta semana The New York Times, dice mucho de cómo Washington se está convirtiendo en “un campo de batalla de los titanes de las finanzas de Wall Street”.

Publicado el 22 de marzo de 2014 en El Confidencial.

Posted in El Confidencial, Empresa.

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