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El whisky más castizo se hace japonés

“¿Nos acabarán dando sake por whisky?”. La pregunta, lanzada esta semana en el Twitter de la marca DYC, recibe una respuesta de tono mucho más serio: “La nueva situación no va a cambiar nuestra actividad”. Entiéndase por “nueva situación” el anuncio, hecho público esta semana, de la compra de Beam Inc., propietaria de la marca segoviana (y de otro medio centenar de whiskies, bourbons, vodkas, tequilas, rones y ginebras, incluida Larios), por otra de las grandes del mercado, la japonesa Suntory, por 16.000 millones de dólares (cerca de 11.700 millones de euros). Desde la sede española de Beam -Beam Spain- mantienen el mismo discurso: “Seguimos haciendo las cosas como siempre. Una oferta de compra no va a cambiar nada”, señala Jancine Davies, su responsable de comunicación, que detalla que aún hay que esperar entre 60 y 90 días para que el acuerdo se cierre, si lo hace definitivamente, puesto que “puede haber contraofertas”.

No hablan, por tanto, de las repercusiones que este movimiento pueda tener en los 400 trabajadores de Beam Spain, ni en los cien (tampoco lo hacen desde UGT, donde aseguran que el comité no tiene ninguna noticia en este sentido) empleados en las dos plantas segovianas dedicadas a DYC, la dePalazuelos de Eresma, donde se elabora y destila (al igual que Larios), y la de Valverde del Majano, donde se embotella. Ambas tienen mucha historia. La segunda era originalmente la destilería del Anís Castellana; en la primera nació el DYC, en 1959.

Lo cierto es que esa fecha esconde una verdad a medias. Si se escucha el relato hecho en su día por el fundador de Destilerías y Crianza de Whisky, Nicomedes García Gómez, el origen del primer whisky 100% español (que no el único: al sur de Sierra Nevada nació hace unos años el Embrujo de Granada) puede situarse en 1929, cuando era propietario de un almacén segoviano de distribución de Mahou en la zona. Una de las partidas, unos cien barriles, se le enturbió, pero García decidió no tirarla, sino destilarla al estilo del whisky escocés en uno de los alambiques de Anís Castellana y conservarla. “A los tres añossalió un licor bastante bueno, que se parecía al whisky, aunque no tenía tanto sabor a chinches”, contaba el empresario, que a lo largo de su vida patentó la marca Anís Castellana, fabricó turrones, fundó la naviera Nicomedes García S.A., la empresa de transporte Auto Res y una empresa de publicidad, Azor, a la que se le debe otro de los símbolos de la ‘españolidad’: el toro de Osborne.

Con sabor a chinche o sin él, el caso es que aquel brebaje le gustó a don Nicomedes, que se pasó “toda la guerra bebiendo whisky”. “Como cada día estaba mejor”, prosigue su relato, “volvió a mí el interés por fabricarlo”. Se decía, “si los escoceses hacen whisky, por qué no voy a poder hacerlo yo”. Y dicho y hecho. En 1958 constituyó, con varios socios, las destilerías, que dirigió hasta su muerte, en 1989. Uno de ellos aportó la pieza clave: el Molino del Arco, en Palazuelos del Eresma, donde se instaló la sede y que la dotaba de algo excepcional: las aguas puras que bajan desde la sierra de Guadarrama por el río Eresma. En 1959 comenzó la destilación, y en 1963 el producto llegó al público.

Tras el fallecimiento de García, la empresa se puso en venta. Se la llevó, en el 92, Pedro Domeq, que a su vez sufrió una opa amistosa en 2005 por parte de la francesa Pernord Ricard y la estadounidense Fortune Brands, entonces propietaria de Beam Global. DYC se quedó en manos de esta última. Hasta hoy, en que, a 83,5 dólares por acción, está a punto de entrar en la japonesa Suntory.

A pesar de todos estos cambios, “la tradición y la estrategia de DYC han seguido siendo las mismas”, subraya Jancine Davies. Las mismas que le permitieron vender 100.000 cajas en 1963, 1.700.000 en 1988 y 2.300.000 en 1993 (la época en la que se promocionaba para “gente sin complejos”), con una cuota del mercado del 46%. Hoy, Beam Spain no ofrece datos sobre las ventas. Quizá porque el sector atraviesa un momento difícil. “En España somos whiskeros. El whisky es la principal bebida entre las destiladas”, señala Bosco Torremocha, director ejecutivo de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (Febe). La previsión de la caída de las destiladas en 2013, a la espera de los últimos datos, es de un 6-8%, lo que supondría un descenso acumulado desde 2007 del 50%. El whisky, como señala Torremocha, sigue reinando en España, con un 27% de cuota de mercado (en volumen y a pesar de su caída del 9,6% respecto a 2012), por delante del ron y la ginebra, la única en alza. En ese mercado sigue compitiendo el DYC, un whisky con el que, según rezaba la publicidad de los setenta, “se españolea”. Al fin y al cabo continúa alimentándose, como hace 55 años, de las aguas del Eresma, por mucho que su propiedad pueda estar dentro de poco en el lejano Oriente.

Publicado en El Confidencial, el 18 de enero de 2014.

Posted in Biografías, El Confidencial, Empresa.

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