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Del Unidos Podremos (1989) al “puedo prometer” (de Sánchez): vieja política para ¿nuevos? líderes

“Amigos y amigas”. El ‘guiño’ tardío al lenguaje políticamente correcto con el que Mariano Rajoy encabeza sus discursos es una de sus pocas concesiones a la modernidad política. Bien, Rajoy nunca ha brillado excesivamente en márketing: basta recordar su famosa ‘niña’, que quedó inmortalizada en caricaturas y bromas viralizadas para el recuerdo como la‘niña de Rajoy’. Tampoco ha apelado nunca el presidente en funciones a la novedad, sino más bien a su querido “sentido común”. Sin embargo, de sus oponentes, esos que hablan de un tiempo nuevo en política, sí podría esperarse algo más rupturista. Pero no. La nueva política está echando mano de un diccionario de expresiones, figuras y eslóganes que llenaban las portadas de los periódicos (en papel) hace décadas. ¿Por qué?

“Puedo prometer y prometo”

Emulando a Adolfo Suárez, Pedro Sánchez se lanzó al ruedo de su acto de proclamación como candidato para el 26J con la famosa frase del primer presidente salido de las urnas que tuvo España después de la dictadura. Compartía escenario con Susana Díaz, y quizá de ahí vino la elección del modelo, un Suárez que puede llegar al imaginario alejado de extremismos y ligado al centro. “El PSOE ha pegado muchos bandazos, y necesita volver a situar su mensaje en el centro. Se busca un reposicionamiento”, señala José Luis Álvarez, profesor de liderazgo en INSEAD y autor del libro Los presidentes españoles (ed. Lid). El intento, según Álvarez, es que “se piense que hay equidistancia entre el PP y Podemos, y que no la representa Ciudadanos; es un intento de ocupar un espacio que C’s piensa que es su espacio natural”. De ahí el “puedo prometer y prometo decencia; puedo prometer y prometo diálogo; puedo prometer y prometo dedicación” de Sánchez.

Sin embargo, aunque Díaz y otros barones vigilen cualquier escoramiento de Sánchez a la izquierda de Podemos, lo cierto es que buena parte de los votos socialistas se los está disputando al partido de Iglesias, entre un electorado joven y más de izquierda que de centro. “La clave está en que es una figura carismática. Es obvio que la mayoría de los menores de 35 no conocen su figura, pero les suena. Igual que los que somos de otras generaciones no hemos visto jugar a Zarra, pero sabemos que es carismático”, sostiene José Luis Sanchis, pionero de la consultoría política en España, director de más de un centenar de campañas electorales en todo el mundo y colaborador de Suárez en aquellas elecciones del “puedo prometer”, las de 1977. Para Sanchis esa reivindicación de Sánchez de la figura de Suárez obedece más a una búsqueda al “elector de centro y centro izquierda”, pero eso no quita que haya “entre 100.000 y 200.000 electores”, de izquierdas y de edad avanzada, para quienes Suárez sigue siendo un referente al que recuerdan “no tan de derechas”. Para Álvarez, en todo caso, “es muy tarde” para que el PSOE recupere el voto joven y de ciudad que se le ha ido a Podemos.

En todo caso, la alusión de Sánchez a aquel “puedo prometer” es “poco original”, según Álvarez, y responde a que “algún asesor no tuvo un buen día”. Entre otras cosas, porque Suárez representa una “política predemocrática”, y el hecho de tomar su figura como modelo (por Sánchez y otros) “en una época de desprestigio de la política, es preocupante”: “Sería el equivalente a la figura de Trump en Estados Unidos. Se ensalza al que no es político”.

#NosUneSuárez, ¿o nos separa?

Pero la reivindicación del expresidente no viene sólo por el lado del PSOE. En aquel pacto entre Sánchez y Rivera, el cuadro elegido para escenificar la firma fue El Abrazo, de Juan Genovés, uno de los iconos de la Transición, y en Ciudadanos la referencia a Suárez es más que habitual. “No me puedo comparar con Suárez ni en broma, pero espero que haya coincidencias”, ha afirmado el líder naranja, aunque más bien parece que sí quiere que se haga esa comparación. El PP, por su parte, lanzaba poco después del discurso de Sánchez el hashtag #NosUneSuárez, y con él tuitearon y retuitearon varias de las formaciones populares, incluido el propio presidente.


Para Sanchis, la apelación a su figura por parte del PSOE no tiene “ninguna lógica. Si hay un partido que lo atacó en su día fue el PSOE. ¿No recuerdan cuando lo llamaban ‘tahúr del Misisipi’?”. Lo hizo Alfonso Guerra, aunque para Sanchis la pugna por el expresidente tiene más que ver con PP y Ciudadanos: “Su figura puede ser un argumento para decidir el voto de entre medio y un millón de electores, y eso puede llevar a ganar o perder unas elecciones”. “El PP utiliza a Suárez más como reacción que por iniciativa propia. Y Ciudadanos busca lo mismo que el PSOE”, añade Álvarez, “apropiarse del centro, aunque con una figura curiosa, que puede definirse como supra o infrademocrática, pero que desde luego no responde al momento actual”.

Programa, programa, programa

“Estamos en un momento de falta de ideología, y los partidos se tienen que agarrar a eslóganes y pequeños ‘trucos’ publicitarios”, sostiene Álvarez. “El PP, con Rajoy, no tiene ideología. El PSOE ha perdido el referente socialdemócrata. Ciudadanos es puro posicionamiento. Los únicos que la tienen, nos guste o no, son Podemos e Izquierda Unida, y por lo tanto son también los únicos que pueden apelar al programa”. Los líderes de estas formaciones ciertan, para este analista, en sus habituales referencias al machacón estribillo que durante tanto tiempo repitió Julio Anguita. Coincide Sanchis con Álvarez: “Aciertan en el fondo, porque IU y Podemos tienen una serie de valores muy determinados. Y en la forma, puesto que el ‘programa, programa, programa’ tuvo mucho éxito”.

También acierta Unidos Podemos en el personaje, Anguita, de quien ya han confirmado que figurará, como símbolo, en el último lugar de su lista por Córdoba: “Tiene la pureza del perdedor. Y la imagen de quien siempre ha actuado de acuerdo con sus principios. Es una persona mesiánica, dogmática, ideológica: ofrece lo que la gente en una época de inseguridad necesita”. Hay cierta polarización, sin embargo, en Podemos respecto al histórico de IU: la transversalidad que predica Errejón parece alejada del hecho de “relanzar actores que hicieron un buen trabajo, pero cuyo momento histórico fue otro”, según señalaba recientemente un análisis en uno de los foros de Telegram próximos al dirigente.

La ‘pinza’

También a Anguita recuerda una de las expresiones rescatadas de la historia para el 26J: “la pinza”. El concepto, que atacaba a mediados de los 90 un supuesto acuerdo entre el PP e IU para echar a Felipe González, lo ha usado del PP -para criticar la ‘pinza’ entre PSOE y Ciudadanos-, el PSOE -sobre las coincidencias entre Rajoy e Iglesias-, Podemos -sobre la ‘gran coalición‘-… “Con estas expresiones lo que se intenta generar son respuestas automáticas no bien pensadas. Una salivación”, dice Álvarez. “Lo que ocurre es que ahora cuando juegan cuatro jugadores y ninguno es mayoritario, tiene que haber alianzas. Usar esa palabra lo que realmente significa es que los políticos españoles no están acostumbrados a las coaliciones; son ‘pinzas’, sí, pero forman parte del juego táctico normal cuando hay tantos jugadores. Es una simple campaña de publicidad negativa. Es como si pensaran que los españoles no están acostumbrados a esos juegos políticos multipartidistas”, señala.

En el mismo sentido se manifiesta Sanchis: “La ‘pinza’ responde a la ley electoral, que dicta que será presidente el que consiga mayoría de diputados, no de electores. Y eso quiere decir que tiene que haber pinza”. Sanchis puso de moda otra expresión, la famosa ‘horquilla’ electoral, y sostiene que “cuando una palabra tiene fortuna, como la tuvo ‘casta’, sigue siendo valiosa”. Quién sabe, quizá en 20 años alguien vuelva a poner de moda la famosa ‘casta’ que tanto se escuchó en las primeras campañas de Podemos y hoy nadie nombra.

‘Unidos Podremos’

No pasa de la anécdota, pero el nombre de la coalición elegido por Iglesias y Garzón, Unidos Podemos, tiene precedentes históricos. “Unidos podremos” fue, de hecho, el lema de una campaña elaborada por José Luis Sanchis para una campaña del presidente de Canarias Fernando Fernández a finales de los 80. “Era una época política muy parecida a la actual, en la que se necesitaba consenso”. A Sanchis el Unidos Podemos le parece “un buen eslogan, aunque su gestación ha sido un problema”, y se pregunta qué futuro tendrá, incluso en las papeletas. Por ahora, de hecho, el logo de Unidos Podemos no recoge ni su propia denominación.

Pero el de Unidos Podremos no es el único antecedente. En 1982, el comunismo andaluz eligió un “Juntos podemos”, que se saldó con un fracaso electoral (66 escaños del PSOE por 8 del PCE) del que el PCE hizo entonces una lectura clara: la de que el lema, al que se calificó de ambiguo, favoreció el voto útil al PSOE. Una lección de la que quizá deberían tomar nota en Unidos Podemos. Porque, como señala Sanchis, la política, “sus objetivos, medios y técnicas”, más allá de Internet, “es sustancialmente la misma que hace 25 años”.

Publicado en VP el 22 de mayo de 2016

Posted in Política, Sociedad, VP.

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